He estado revisando este blog que abrimos sin ningún tipo de meta, que derivó en algo que hemos dejado a medias, y que, ahora mismo, se está riendo de nosotros y nuestros pesos.
Como se ve que pasamos un poco de los pesos y cada uno tiene sus propios asuntos, se me ha ocurrido (a ver qué os parece), recordando algo que un día Félix me comentó, empezar otra cosa a ver dónde nos lleva, si es que nos lleva a alguna parte o muere aquí.
¿Cómo continuaríais esto?
Toda la famila estaba allí, alrededor de la cama. El padrino, a
sus 98 años, se moría. Todos le miraban esperando el desenlace, y él lo
sabía. Podía verlos, oírlos, sentir su espera, y quiso dejarles un
último gesto; algo que les hiciera pensar. Alargó su mano, agarró a
Gregorio por la muñeca, tiro de él hacia abajo y le susurró al oído de
forma que todos pudiesen oírle claramente: "No le cuentes a nadie
nuestro secreto". Dejó entrever una risa socarrona en sus labios, y
murió...
Ahí lo dejo, a ver si alguno dice algo.
Gregorio, sudando y con una cara de tres metros (sobre el cielo), se giró hacia su familia y murmuró muy nervioso con una risa algo descarada: "Eh... No es nada... eh... era viejo, no sabía lo que decía". Se notaba como las palabras salían de su boca pero chocaban unas con otras, sin ninguna credibilidad. "No hay ningún secreto... es... una invención de...". En ese momento Gregorio decidió dejar la habitación apresuradamente, prefería quitarse de en medio antes de seguir hablando sin llegar a ningún rumbo. "Te-tengo que hacer una llamada". Y desapareció por la puerta.
ResponderEliminarSu familia estaba atónita. Gregorio nunca fue una persona muy cabal, pero en esta ocasión estaba más raro que nunca. El silencio se rompió cuando Esteban, el mayor de los hermanos, dijo muy seriamente y entre dientes: "Ya está bien, es hora de destapar lo que pasó... Ha reaccionado así por lo de..." Suspiró con fuerza: "No esperaba tener que decirlo tan pronto... Algo muy extraño nos ocurrió el invierno pasado".